Hemos pasado unos días en la isla de Chiloé, famosa por sus palafitos (contrucciones sobre pilotes, sobre el agua) y por sus coloridas iglesias de madera que son Patrimonio de la Humanidad. Hemos estado en Castro, la capital, y en algunos pueblecitos de los alrededores. Alex dice que no entiende porqué construyen palafitos para ganarle terreno al mar si tienen sitio de sobra, que la isla es muy grande, jaja.
Respecto al ámbito culinario yo he probado el curanto, un plato típico de estas tierras hecho a base de un poco de todo lo que tienen: pollo, carne, salchicha, patatas, mejillones y almejas. Al principio no las tenía todas conmigo, pero he de reconocer que la mezcla está sorprendentemente buena!
Una de las cosas que más nos ha sorprendido es el clima de la isla: en un día puede llover y luego salir el sol una docena de veces! Y qué decir del frío: telita!! Cuando pienso en que llegamos a sudamérica tan felices con nuestro simple lema de "invierno en Europa = veranito en sudamérica"... menos mal que tengo mi querido anorak, no me separo de él ;-) Lo bueno es que a partir ahora iremos subiendo hacia Santiago, hacia el buen tiempo!
Marta se te ve tan feliz... Y el viaje es una pasada. Estoy aprendiendo mucho leyendo vuestro blog. Disfrutalo mucho.
ResponderEliminarElena!! Que alegría saber de ti, cómo estás? Espero que todo bien! Qué ilusión que nos sigas por el blog! Cuídate mucho! Un besazo!
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