miércoles, 13 de agosto de 2014

SHANGHAI, POST NUMERO 100 DEL BLOG!

Para la gente que nos sigue asiduamente, queremos empezar informando que ya habéis leído 100 posts! Tenéis mucho mérito, jaja.

Nos habría gustado actualizar el blog antes, pero la censura digital en China no nos ha permitido acceder a páginas como google o al mismo blog. Impresionante! Y eso que dicen que este país es una potencia mundial. Ver para creer!

Tenemos muchas cosas atrasadas que contaros, empecemos por Shanghai, una ciudad con más de 20 millones de habitantes. Llegamos en avión desde Hong Kong y la primera anécdota fue que antes del control de pasaporte, dependiendo de donde vengas, te hacen revisiones médicas y te pueden poner en cuarentena. A nosotros no nos hicieron ninguna, menos mal! La segunda anécdota sucedió a escasos metros de la primera: al parecer detectaron un posible problema con el pasaporte de Marta, y mientras comprobaban que todo estaba correcto, tuvo que esperarse en una sala totalmente sola. Fueron pocos minutos y luego no pasó nada, pero teniendo en cuenta lo raritos que son estos chinos no fue nada agradable.

Shanghai, considerada la segunda ciudad del mundo con mayor potencial de crecimiento tras Nueva York, es una ciudad original: mezcla unos rascacielos muy modernos y con formas raras con otros edificios que nos recuerdan a Europa. Curioso de ver. La llaman "el Wall Street de oriente", aunque a nosotros Hong Kong nos pareció mucho más impresionante. Lo más destacado que hemos hecho es subir a un rascacielos cuyo mirador está a 480 metros de altura, dicen que es el más alto del mundo. Tiene partes de suelo de cristal, y la verdad es que impresiona! Las vistas eran muy chulas a pesar de que el tiempo no acompañó mucho.

Otra de las atracciones es el tren maglev, que une el aeropuerto con el centro de la ciudad. Es un tren de levitación magnética y dicen que llega a los 430 km\h. Nosotros lo cogimos pensando que fliparíamos y al final solo llegó a los 300 km\h. Como asiduos que hemos sido al euromed Barcelona-Alicante, el maglev es un poco bluf, jaja.

En Shanghai hemos visto una China más auténtica, a pesar de que la ciudad estaba bastante limpia en general (en eso tenemos que reconocer que nos ha sorprendido gratamente, nos esperábamos mucha más suciedad en todos lados dada la fama que tienen los chinos). Hay detalles que no veíamos en Hong Kong: mucho más contraste entre ricos y pobres (hemos visto muchos más mendigos), calles que huelen mal, etc.

Por último, os contamos una anécdota, en este caso desagradable pero que finalmente no fue nada importante. Fuimos víctimas de una estafa! Cabrones!! Os la explicamos por si alguien tiene intención de ir a China, porque es muy común.

En los sitios turísticos se te acerca una pareja china joven y te piden que les hagas una foto. Con la excusa empiezan a darte conversación (de donde eres, que te parece China, etc). Y luego te preguntan si has ido a un festival de té cercano a la zona. Dicen que es muy típico y que ellos van ahora, que si les quieres acompañar. El primer día que nos lo propusieron dijimos que no porque teníamos otros planes, pero sin imaginar que era una estafa. El segundo día, en cambio, ya habíamos visitado todo lo que nos interesaba, y como no teníamos nada más que hacer, pensamos que por ir a echar un vistazo no perdíamos nada (nos habíamos encontrado a otra pareja china muy maja y realmente no nos pareció nada raro, además era por la misma zona que el día anterior, así que pensamos que dicho festival de té debía estar por allí cerca).

El festival de té al final es una tiendecita donde te hacen una degustación. El problema es que te sirven el primer té sin decirte lo que vale o sin que tú lo pidas, es decir, sin darte tiempo a averiguar como va la cosa. Nosotros no queríamos pagar nada, tan sólo habíamos ido para saber si el supuesto festival era gratis o que. Empezamos a discutir porque no queríamos pagar la degustación, ya que cada té valía 6 euros por cabeza, pero ellos nos decían que ya nos habían puesto el primero y que en China esto iba así. La pareja incluso nos decía que nos pagaba una parte si nos quedábamos con ellos a hacer la degustación completa. Les dijimos que no, y para poder salir de allí les dimos 5 euros en total y nos piramos.

Al salir teníamos la sensación de que había sido un malentendido cultural, y que habíamos perdido 5 euros por intentar no parecer muy descorteses. Y luego, al llegar al hostal, vimos un cartel donde advertían a los turistas de que esto era una estafa muy común. Nos imaginamos que si nos hubiéramos quedado  más rato nos habrían sacado mucho más dinero con la excusa de cobrarnos cada uno de los tés. Por suerte nos fuimos antes de que la cosa fuese a más, y al final sólo nos estafaron 5 euros (al final será cierto que los catalanes somos tacaños, ni en las estafas nos sacan pasta jaja). Creemos que muchos turistas no deben ni saber que los han estafado una vez salen de la tienda. Lo que está claro es que ese día bajamos la guardia e hicimos algo que no hacemos nunca, y que nunca debe hacerse: confiar en extraños. A pesar de que llevamos tiempo viajando y hemos visto de todo, te das cuenta de que siempre estás expuesto y de que te puede pasar en cualquier sitio y lugar. No nos salió muy mal el asunto, pero hemos aprendido la lección. Nos lo tomamos como una anécdota que contar, y esos 5 euros como una inversión para no volvernos a relajar.

Tras todo este rollo os dejamos unas fotos de Shanghai:















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