martes, 22 de julio de 2014

HO CHI MINH: BIENVENIDOS A VIETNAM!

Hemos entrado a Vietnam por el sur, a través de su segunda ciudad más importante: Ho Chi Minh, la antigua Saigon. Desde que Vietnam declaró su independencia la ciudad pasó a llamarse Ho Chi Minh en honor al líder, pero muchos siguen llamándola Saigon.

La verdad es que la ciudad nos ha gustado más de lo previsto. Es la típica ciudad caótica asiática, pero aún así tiene su gracia. Lo más destacado es la enorme cantidad de motos que hay, es increíble! Ya nos habíamos dado cuenta de que en Asia hay muchas motos, pero Vietnam se lleva el premio sin duda alguna. Es todo un espectáculo ver circular tantas motos a la vez, y cuando tienes que cruzar la calle es realmente un reto: vas mirando a los ojos de los motoristas mientras tú caminas y ellos te esquivan, en plan "a ver cual de los dos se aparta antes, a ver quien tiene más huevos", jaja.

A las afueras de Ho Chi Minh se encuentra el templo más raro que hemos visitado hasta ahora: el templo de la religión caodaísta. Ni idea de que existiera esta religión hasta que la hemos descubierto hoy! Se trata de una religión fundada en Vietnam el siglo pasado por un un tipo que decidió que lo mejor era juntar lo más destacado de las principales religiones del mundo: cristianismo, islamismo, hinduismo, budismo, confucianismo y taoísmo. El resultado: una religión de lo más peculiar, donde consideran que uno de sus santos es el poeta francés Víctor Hugo. Sus seguidores van de blanco impoluto a las ceremonias. A Alex le ha parecido más bien una secta! Dice que le recuerda al capítulo de "La que se avecina" titulado "El gran despertar" (los seguidores de la serie sabrán enseguida a lo que nos referimos), jaja.

También a las afueras se encuentran los túneles de Cu Chi, utilizados por el Viet Cong durante la guerra de Vietnam para combatir a los americanos. La visita ha sido muy interesante, ya que hemos aprendido muchas cosas que no sabíamos sobre la guerra de Vietnam. Hemos podido ver las trampas que la guerrilla construía para matar al enemigo, los cráteres que dejaron las bombas americanas, y hemos podido acceder a los estrechos túneles subterráneos donde los vietnamitas sobrevivían y desde donde planificaban sus ataques a los americanos. Incluso nos han ofrecido disparar balas auténticas con armas auténticas, pero nos ha dado cierto reparo hacerlo... y es que ver estas cosas con tus propios ojos te hace pensar el drama que debió ser aquello. Nos ha dejado impactados. Todavía no podemos hacernos a la idea de que esta gente se pasara meses y meses bajo tierra en esos claustrofóbicos túneles; nosotros hemos estado apenas unos minutos y la sensación de agobio era muy fuerte.

Por cierto, después de un mes en Asia hemos visto ratas por la calle por primera vez. Nos extrañaba no haberlas visto antes, ya que mucha gente nos decía que había muchas pero nosotros no habíamos visto ninguna hasta hoy, en pleno centro de Ho Chi Minh. Eran muy grandes y jugaban entre ellas, parecían dos gatos, nadie les hacía ni caso. 














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