miércoles, 9 de julio de 2014

PRIMEROS DIAS EN TAILANDIA: NO ENTENDEMOS SU FAMA!

Nuestros primeros días en Tailandia no han sido de los mejores. De momento el país nos ha decepcionado un poco por varios motivos, aunque tenemos la esperanza de que esto mejore a medida que vayamos subiendo hacia el norte. 

En un principio no teníamos la intención de ir a las playas, pero como todo el mundo hablaba tan bien de ellas, decidimos hacer una parada en Krabi y ver como eran las playas tailandesas. Al llegar a Ao Nang, la famosa playa de Krabi, nos encontramos una playa muy normalita, que no invita a bañarse siquiera y rodeada de un "Benidorm a lo bajito" (calles abarrotadas de chiringuitos para guiris). Una decepción, la verdad. Aunque hay que reconocer que el entorno era chulo ( vegetación y montañas) no valía la pena el esfuerzo que habíamos hecho para llegar hasta allí. Luego nos contaron que lo bonito en cuanto a playas son las islas tailandesas, pero también nos habían recomendado mucho esto de Krabi, así que no sabemos si creérnoslo o no, jaja.

Otra "decepción" en cuanto al país es que, a pesar de ser de los más turísticos de Asia, nadie habla ni dos palabras de inglés. Nos sorprende mucho, ya que en Indonesia o Malasia hasta los conductores de buses locales (no turísticos) hablaban inglés. Aquí se hace muy complicado el entenderse y comunicarse, y más cuando tienes la desagradable sensación de que te están timando descaradamente. Sabemos que al ser extranjeros hemos de asumir cierto "sobreprecio" por las cosas, pero en ningún otro país nos hemos sentido tan estafados. Aquí lo hacen descaradamente, y hasta se ríen en tu cara. 

Y por último, lo que nos pasó nada más entrar al país: cogimos un bus que nos dejó a las 12 de la noche en Krabi. Nos habían asegurado que encontraríamos hotel sin problema a pesar de la hora. Lo que omitieron es que la estación de bus estaba a 5km del centro, y que a esa hora no hay ni taxis ni nada para ir hasta allí. Así que ya nos veis a las 12 de la noche dando vueltas con todo cerrado, no se veía ni un alma por la calle, no había ni hoteles ni taxis, tan sólo perros callejeros que nos ladraban e incluso perseguían (imaginaros la cara de Alex!). Era surrealista. Ya pensábamos que íbamos a dormir en la calle cuando de casualidad dimos con la única pensión de la zona. Salvados! Pero pasamos un mal rato, para qué negarlo.

Tras todas estas maravillosas experiencias, decidimos subir hacia Bangkok para coger desde allí el primer tren hacia Ayutthaya. En Bangkok estuvimos sólo una horita pero no nos causó buena impresión, jaja. Sin embargo, a mí Ayutthaya me ha gustado (a Alex no): es una ciudad con ruinas de templos muy antiguos declarada Patrimonio de la Humanidad. Ya sabéis que estas cosas me gustan más a mí que a Alex! Pero aún así me esperaba más... quizá sea porque todavía estoy con cierto negativismo en el cuerpo, no sé. Dicen que el norte es mucho mejor, así que hacia allí encaminaremos nuestros próximos pasos para intentar cambiar nuestro concepto de este país, jeje.














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