martes, 29 de julio de 2014

HANOI NO PODÍA SER MENOS

Pertenezco a ese injustamente criticado grupo de personas que siempre que vuelven a casa dicen que como España no hay nada. Pero es que es verdad. Ese pulpito y queso de tetilla en Galicia, esa caña más tapa en Madrid, ese jamón en Salamanca, esos platos de cuchara en Castilla, ese pescadito frito en Andalucía, esas ensaimadas y sobrasadas en Mallorca, esas paellas delante del mar en Alicante, esos chuletones en el norte. Y por no hablaros de mi tierra: esas patatas bravas del Tomás, esos calamares a la romana de la Cerveceria Catalana, ese vacío a las brasas del restaurante uruguayo La Rueda. Buah, mil veces más bonito irse a Vietnam no?

Nuestro último día en el sureste asiático lo hemos pasado en Hanoi, y tengo que reconocer que ha estado a la altura de las circunstancias: caos absoluto de coches y motos, aceras intransitables, restaurantes locales lavando los platos en plena calle con un recipiente lleno de agua negra, vendedores ambulantes a la caza del turista, etc. Solo he echado de menos ver ratas, se ve que les gustan más los horarios que hacemos en España y salen a cenar tarde. 

Lo más destacado turísticamente hablando es que hemos ido al mausoleo de Ho Chi Minh, el hombre que les guió a la independencia, y para agradecérselo hicieron caso omiso a su última voluntad y en vez de incinerarlo como él quería lo embalsamaron y lo exhiben como principal reclamo turístico de la ciudad.

Para terminar, quisiera rectificar una cosa que escribí en mi último post, donde os hablaba de la Asia pobre. Más que Asia pobre lo tendría que haber llamado Asia sucia. Y digo eso porque todos los países que hemos visitado por aquí suelen tener unas infraestructuras y edificios modernos que no tenemos en España. E incluso en Camboya la gente lleva unos iphones y unos Ipads al alcance de pocos bolsillos españoles. El problema es que decoran todas esas calles modernas con basura. Las palabras papelera, limpieza o higiene no están en sus diccionarios.

En otras palabras, que dicen que Asia es un lugar exótico cuando la palabra correcta sería sucio. Y digo eso porque otra de las cosas que me ha sorprendido del sureste asiático es que es mucho menos exótico de lo que me imaginaba. Yo pensaba que todo serían templos, monjes budistas viviendo en sitios súper tranquilos, y de eso hay muy poquito (Ubud en Indonesia y siendo muy generoso Ayutthaya y Hoi An). Está todo muy occidentalizado, yo cuando por ejemplo llegué a Camboya y ví que el centro parecía el Arenal me encantó porque pude cenar, pero imagino que mucha gente que viaja buscando exotismo se debía llevar una desilusión.

No sabéis, no os podéis ni imaginar, las ganas que tenía de escribir esto: mañana nos vamos a Hong Kong!













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