KUALA LUMPUR: MARADONA ES MÁS GRANDE QUE PELÉ!

Que sí, que sí, que lo importante cuando viajas es integrarte con la gente local y comer platos típicos del país. Bla bla bla, bla bla bla, bla bla bla. Id vosotros a comer noodles! Corrían las 10:30 de la mañana, a escasos metros de las Torres Petronas, cuando hemos visto el restaurante argentino "La Boca". No eran las 11 que ya estábamos degustando una milanesa cubierta de tomate y mozzarella, con sus pertinentes patatas fritas. Argentina, el mejor país del mundo!

Brasileiro brasileiro,

Que amargado se te ve,

Maradona es el más grande,

Es más grande que Pelé.

Hay dos imágenes que siempre recordaré de Kuala Lumpur. Por un lado las famosas Torres Petronas: me las esperaba más altas, pero son muy elegantes, me gustan. Y por otro lado la gente comiendo en los restaurantes arroz con salsa de tomate, con los dedos! Marta me dice que es cultural, que no me alarme. Yo lo veo una marranada, ni comparto ni respeto.

Otro de los sitios destacados de la ciudad son las Batu Caves (en español imagino que Batcueva). No hemos visto a Batman enseñando sus superpoderes a Robin, sino que habían templos hindus dentro. Los templos hindus son como de broma, me gustan mucho pero parecen un circo.

Y hablando de templos, como experto en la materia en el que me he convertido (Marta me ha llevado a visitar una cantidad tirando a "muy alta"), comentaros que los templos chinos no me gustan nada, es como estar en un todo a cien las 24 horas del día. Mientras Marta hace fotos (cantidad justa y necesaria, ni una más, jajaja) yo siempre busco si hay algun camarero sirviendo arroz tres delicias.

La tarde ha terminado en una mezquita, donde hemos aprendido mucho sobre el Islam. Nos han explicado que en el Islam se permite tomar viagra, hay vida más allá de la postura del misionero, y la poligamia se acepta pero no hacen campañas de marketing para promoverla. Nos han invitado a cenar con ellos en la mezquita, pero cuando he visto los platos en el suelo, sin sillas, sin cubiertos, he pensado: Señor McDonalds, donde estás?